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Gestión de negócios

Trabajo no remunerado (por Everton Gubert)

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Contenido publicado originalmente en 2017.

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Sin miedo de ser feliz, me enorgullece decir que soy brasileño. Nací en un país extraordinario, con una diversidad gigante en prácticamente todas las áreas y con increíbles potencialidades a ser exploradas en comparación con otros países. Este potencial es tal que podría escribir un libro simplemente hablando de ello.

Es precisamente porque amo tanto a este país que invierto una gran energía y aporto mi parte para mejorar las cosas que aún no son positivas. Entre ellas, lo que me molesta mucho, quizás porque trabajo en la gerencia y me enfoco en la mejora continua, es precisamente nuestra productividad y, en consecuencia, nuestra competitividad.

El mes pasado, el Foro Económico Mundial, en asociación con nuestra Fundação Dom Cabral, lanzó la última versión del Informe Global de Competitividad y el ranking que evalúa a 137 países en este benchmarking. Lamentablemente para nosotros, Brasil ocupa el vergonzoso puesto ochenta. ¡Así es! Ni siquiera estamos en la mitad de la tabla.

Es de informes como este que derivan esas conclusiones que señalan que un trabajador estadounidense rinde el equivalente a cuatro trabajadores brasileños. A primera vista no logramos imaginarlo. Nuestro trabajador se esfuerza muchísimo y trabaja duro. No es una cuestión de no esforzarse. Somos un pueblo muy trabajador. El punto central del problema es la calidad del resultado. La mayoría de las veces, nuestros trabajadores realizan funciones sin enfoque, proceso, metodología, indicadores de desempeño y sin liderazgo capaz de inspirar mayor compromiso y productividad.

Y todas estas preguntas se refieren a lo que yo llamo la de “la tranquera hacia dentro”. Es decir, son aspectos y acciones que prácticamente no dependen de nadie más que de los directivos de las empresas. Sin embargo, cuando vamos a nuestras características de «la tranquera hacia fuera», el panorama se vuelve aún más desafiante. Si observamos nuestras leyes, especialmente las leyes laborales, nuestra educación, infraestructura y carga tributaria, entonces podemos entender por qué estamos en una mala posición en términos de competitividad en comparación con los demás países.

Aun así, quiero permitir un respiro y hablar de ejemplos. Conozco cientos de empresas que no aparecen en esta posición y puedo garantizar que, si ellas representaran a nuestro país, estaríamos peleando con los mejores, haciendo las cosas muy bien. Lo que veo en común entre estas empresas súper competitivas y sostenibles es que el proceso de gestión está en el centro de las estrategias y hay mucha dedicación de tiempo, inversión y energía para hacerlo más eficaz.

Estas empresas son campeonas en la lucha contra el trabajo no remunerado, uno de los mayores desperdicios de una empresa. Llamo trabajo no remunerado a todo aquel trabajo que no produce valor para el cliente o la empresa. Usaré el sistema bancario para ejemplificar este concepto. Hace un tiempo, poco antes de la revolución tecnológica, teníamos que ir físicamente a las sucursales bancarias y teníamos que hacer largas colas esperando ser atendidos. Este tiempo, que en muchos casos llegaba a ser más de una hora, es trabajo no remunerado. Mientras el cliente está en la cola, el banco no está generando ningún valor para su cliente ni para sí mismo.

Trasladándolo a nuestra realidad del agro y más concretamente a la porcicultura, a menudo veo una serie de ejemplos de trabajo no remunerado en la producción de las granjas. Cobertura de repetición de celo, diarreas en maternidad, compostaje de animales por encima del volumen admisible, inyecciones de medicación extra… En definitiva, todo trabajo realizado que no genere valor para la granja es desperdicio.

 

Además de los ejemplos anteriores, ¿cuáles otros usted observa? Y lo que es más importante, ¿cuáles no está viendo? Por eso quiero dejar aquí la invitación, o la provocación, para que revisemos nuestros procesos, desde la recepción de la lechona hasta la salida de los animales al matadero, y descubramos cuáles son las oportunidades de combate al trabajo no remunerado que podemos capturar. Este es un ejercicio simple, pero que trae grandes resultados. Pruébelo. Usted se sorprenderá.

Fuente

Artículo extraído de la Revista Feed&Food, escrito por Everton Gubert, fundador y director del área de Innovación de Agriness.

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